Impactos sociales
Según Ernesto Ráez (2009), se han producidos cambios en dos niveles:
Primero: impacto sobre la calidad de vida y el bienestar de las personas.
La minería informal implica explotación laboral: labor forzada, esclava, donde incluso participan menores de edad. Para lo cual se emplea el sistema de enganche, es decir, se recluta a la gente con adelantos. Se les cobra la comida y todo lo que consuman. Con lo que se hace una cuenta que nunca acaban por pagar. Como sigues endeudado, te ves forzado a seguir trabajando. Es un proceso de labor forzada y esclavitud.
Además la minería informal se sostiene en base al alcohol y la prostitución. El alcohol y el sexo son los dos patrones de la coerción que manejan los patrones mineros para controlar a la mano de obra.
En el caso del trabajo infantil, no sólo es forzado sino que además muy mal pagado, cuando es pagado. También es un caso de lesa humanidad porque estamos hablando de niños expuestos a abusos y condiciones infrahumanas.
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Segundo: impacto sobre la institucionalidad.
El dinero de la minería y la corrupción ha alcanzado el límite en Madre de Dios. Casi todo el mundo tiene un interés en la minería. Casi todo oficial, casi toda autoridad, tiene algún interés en la minería. Si no es personal, es familiar.
Por ejemplo, en la selva de Puno ocurrió la catástrofe de Winchumayo, y se comprobó que uno de los concesionarios de una de estas concesiones mineras es nada menos que un congresista. Ese es el grado de penetración que tiene esta actividad en la economía y también en la institucionalidad.
Dourojeanni (2009) señala que la minería ilegal ocasiona severos impactos sobre la salud de las poblaciones vecinas por diversas formas de envenenamiento (a través del agua y del aire).
Las condiciones de trabajo son peligrosas para la salud y la integridad física. (Dourojeanni, 2009).
La minería informal ocasiona severos disturbios sociales, alterando drásticamente las bases de la economía local. Lo cual sumado a la migración en busca de empleo modifica las tradiciones locales y puede ocasionar aumento de la prostitución y de la delincuencia. (Dourojeanni, 2009).
La minería ilegal, es una severa amenaza para la integridad de las áreas protegidas y de los territorios indígenas, lo cual se agrava en el caso de indígenas no contactados. (Dourojeanni, 2009).
La minería ilegal reduce severamente el potencial turístico regional. (Dourojeanni, 2009).
La minería ilegal reduce el potencial pesquero de los ríos que contaminan. (Dourojeanni, 2009).
Impactos ambientales
Contaminación del agua subterránea y superficial y del suelo con tóxicos, siendo el cianuro el principal para la separación del mineral al nivel de la cuenca, y los generados por la combinación del oxígeno del aire con los metales sulfurosos previamente no expuestos al aire (ácidos). En la Selva, el mercurio es el medio más usado para amalgamar el oro, pero ya se estaría usando cianuro. También ocasionan impactos los hidrocarburos de las máquinas y otros metales pesados. (Dourojeanni, 2009).
Los contaminantes se dispersan por filtraciones, derrames y otras fugas provenientes de la operación o de las lagunas o depósitos de relaves. Los riesgos de accidentes
son grandes, especialmente por los pasivos ambientales de operaciones abandonadas. (Dourojeanni, 2009).
Generación de polvo y otros contaminantes del aire que impactan severamente en la vegetación y en la biota en general. (Dourojeanni, 2009).
Las consecuencias de la contaminación y de las alteraciones en la calidad del agua (acidificación, sedimentos) son la pérdida de biodiversidad, especialmente
hidrobiológica y ribereña. (Dourojeanni, 2009).
Erosión de suelos en el lugar de la operación, especialmente en la Selva, y sedimentación en otro lugar. (Dourojeanni, 2009).
Deforestación directa en las minas a tajo abierto o para acumular material y relaves. El caso extremo se da en la explotación ilegal de oro en la Selva. (Dourojeanni, 2009).
La minería ilegal opera provocando una destrucción intensa de los ecosistemas acuáticos: pantanos, lagunas y aguíjales. (Ráez, 2009). (Dourojeanni, 2009).
Impactos sobre la economía
Debido a la informalidad la región pierde enormes cantidades de ingresos que deberían generarse a partir de los tributos. El canon minero en Madre de Dios es de 11,490 nuevos soles lo cual es inaudito cuando la actividad económica informal generó ingresos el año pasado por 500 millones de dólares.
Se produce evasión tributaria a partir de la fluida y constante interacción comercial entre los mineros informales y las empresas comercializadoras que operan legalmente con registro en SUNAT.
Todo el movimiento económico que genera la minería informal en Madre de Dios no repercute en las estructuras económicas de la región, no genera ahorro o inversión en desarrollo en la región como señala Ernesto Ráez, sino que los mineros que operan en la zona sacan oro no para construir sociedad sino para obtener dinero y salir. Muchos de los patrones de la minería viven en Cusco, Puno o Arequipa.
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